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viernes, 6 de septiembre de 2013

MIS PRIMEROS FRANCOS SUIZOS


MIS PRIMEROS FRANCOS SUIZOS

Dijo Alberto Salcedo Ramos para  en un medio web.

 “Si yo fuera suizo viviría en una casa grande con jardín y antejardín, andaría confiado por las calles a cualquier hora del día o de la noche y tendría una seguridad social estupenda, pero me moriría de tedio. ¿De qué coño escribiría? ¿De los quesos? ¿De las manecillas de los relojes? En cambio en Colombia a uno nunca le falta un tema apasionante.

Y sí,  es verdad.  El orden, los trenes, el tiempo, la monotonía, y la concentración en el Yo sin vecinos, hacen la diferencia. Por eso, en el  país donde no hay historias, es uno quien las crea o al menos quien las percibe.

Después de tildar de Corronchos, a ciertos foráneos que se hospedaron en casa, Hoy fui uno de ellos en tierra lejana.  Rodeada de montañas, inmensos lagos y desconcertada por el anochecer tardío, cometí mi primer acto enajenado.

Fue la somnolencia, quizás la trastedad o simplemente el despiste. Sin oportunidad de hacer peripecia alguna, contra la espuma, la velocidad, el sueño y la misma regadera; fue inevitable dejar caer la cabecera de la ducha. “TCRACKkk”  de mis manos tiernamente resbaló y en suelo terminó.

¡Mierda! reaccioné tome la cabecera, la manguera y ya por fin despierta, seguí bañándome.  No dije nada,  pues todo funcionaba bien aunque en mi interior sabia que el fuerte “tramacazo” debía dejar secuelas.

Salí del baño, cerré la puerta y justo frente mío,  iracunda, confundida y “Con la piedra afuera” Evelin, mi suegra en un su ingles me dice “ God.. tengo que esperar  40 minutos ahora para tomar mi baño”  

Nadie advirtió que precisamente ese día, mi primera mañana en Hergiswil, ella  decidió usar el mismo baño, nadie dijo que a eso de las 8 Am era su turno. Comprendí el porqué de los relojes y la puntualidad; claro está, ella no tenía ninguna cita ningún compromiso pero  si quizás mí mañana,  retardaba su obsesiva  y extrema rutina de limpieza en su apartamento.

Cual ternero degollado y en mi más silenciosa voz dije “ Im sorry” agache mis hombros y caminé como perrito regañado hacia el cuarto, presintiendo que no sería un solo disgusto. Entré a cambiarme, todo pareció estar en calma y pude respirar; de repente un abrumador, aturdidor y horrorizante idioma, retumbo por las paredes de la casa                   “ shw###xttyX#xyvinln……..  Scheisse”  

NO fue necesario decirle mi incidente en el baño, tampoco quiero imaginar que le sucedió con la regadera, pero creería que al colocar mayor presión en el chorro de agua, la cabecera habría volado fuera de la ducha.

Pude entender lo que sintió mi madre cuando uno de los extranjeros por mantener su costumbre de arrojar papeles a la tasa, taponó el baño del segundo piso.  Aunque mi incidente fue mínimo, sin costos elevados en mano de obra a diferencia del que sucedió en mi casa. Tuve que asumirlo moralmente y económicamente.

Nunca en mis 23 años había sentido vergüenza, pena, miedo, ni pánico. En mi mente  corrí  a las espaldas de mis papas, visité mis peluches y me escondí en la cama, estaba en Cartagena por fracciones de segundos retorné. Cerré los ojos, tomé aire y con la fuerza, dignidad, y valentía Salí del cuarto, volví a suiza  y pedí disculpas. En Ingles pero con toda la fuerza de un perfecto español.

Fue así como gaste mis primeros Francos Suizos: en una nueva ducha para el baño.  Cómo decimos en el caribe: “ni  para emparapetar”


PAHS 

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